«En un lejano rincón del mundo vive una
mujer tan grande y poderosa que sus bostezos crean el viento, sus llantos, la
lluvia y su risa contagia la gente. Es la giganta, podríamos decir que es el
alma del mundo, un alma que acoge a todos: plantas, animales, seres humanos. Un
alma que sabe custodiar los secretos más tímidos.
»Un canto poético de un universo organizado
según las leyes de la harmonía y del amor.
»La idea de El regalo de la giganta nació de mi gran amor hacia la naturaleza y
de mi visión del universo como un todo animado.
»Para mí cada cosa está viva y forma parte
de un gran organismo, del que tan solo somos capaces de imaginar los confines.
Y, como somos seres humanos, lo que sucede es que a menudo este gran organismo
parece un inmenso cuerpo.
»¿Será una casualidad que, en las
religiones más antiguas y en las historias míticas, las primeras divinidades
estaban relacionadas con la tierra, la fertilidad, la creación?
»Puede que no.
»Me gusta pensar que esta forma antigua de
explicar el mundo, su variedad y sus movimientos hoy en día sigue resonando en
los niños y adultos que, como yo, persiguen la voz de la naturaleza.
Guia Risari,
autora de El regalo de la giganta
Cuando
hablo de A buen paso, de las razones por las que nació la editorial, de los
libros que conforman su catálogo, de lo que creo que cuenta en la vida de una
persona, suelen aparecer dos temas: la maravilla hacia el mundo y todo lo que
le da forma y vida; la búsqueda del sentido de las cosas por parte de cada
persona a través de su estar en este mundo, a partir de las circunstancias que
le han tocado y de un fundamental respeto hacia todo lo que nos rodea, un
respeto que de alguna manera acaba convirtiéndose en responsabilidad personal
hacia el entorno y la sociedad en la que uno se mueve.
Por
esta razón los protagonistas de los libros de A buen paso suelen ser héroes
improbables y tozudos, personajes pequeños que, lejos de asustarse o perderse
en un universo tan grande, salen a descubrirlo. Se trata de personajes
extremadamente curiosos y enamorados de la vida.
De
manera que, cuando recibí el texto de Guia Risari, pensé que sería un texto
estupendo para A buen paso. Las palabras de Guia Risari poseen una fuerza
poética que te lleva a mirar el mundo y la naturaleza de una manera
contemplativa, fijándote en las variaciones, de colores, luz y formas.
En
esa época tenía muchas ganas de que Beatriz Martín Terceño ilustrara un libro
para A buen paso. Me había impactado la fuerza amable de sus personajes, la
libertad de su trazo en el que todo se hacía posible. Se trataba de una
libertad que, de alguna manera, apelaba a todo ese bagaje de sensaciones,
imágenes e ideas que se suelen almacenar en los recovecos de nuestra mente.
Imágenes que tienen la costumbre de juntarse cuando menos te lo espera y de
crear recorridos visuales que te llevan a dar la vuelta al mundo.
Un
saber intuitivo, que nace de una intuición bien alimentada por un ojos ávidos
de ver, saber, conocer, descubrir.
Y
esto es lo que creo que se plasma en las imágenes de este regalo de la giganta.
En los collage y las acuarelas aplicadas
sobre papeles bien mojados por Beatriz, cada personaje, cada pequeños ser vivo
se convierte en una ficha en la que aparecen su silueta y un aura, su aura más
inmediata, lo que transmite. Y van volando, sean seres humanos, plantas, gorros
llevados por el viento y por la vitalidad de la giganta y de este mundo.
En medio de ellos, destaca una personcita
vestida de azul. Un joven al que no protegen del viento enfurecido las paredes
de una casa, un joven desamparado que los ríos embravecidos arrastran en su
violencia, pero que al mismo tiempo es el joven al que primero llega la brisa
de primavera, el que duerme bajo el cielo y cuyos sueños son los sueños de la
giganta…
Al llegar la noche las imágenes de
Beatriz se vuelven desaforadas, desatadas, locas, como los conejos que
corretean por las colinas, como los sueños propiciados por la giganta.
Empieza entonces un crescendo que
transforma conejos en ciervos y los ciervos en marcianos y criaturas jamás
vistas, que flotan alejándose en la oscuridad del cielo nocturno o que penetran
en los abismos de la tierra y del mar.
Es con esas imágenes que las personas
emprenden el camino para encontrar a la giganta, es con esas imágenes que
probablemente el personaje desamparado de esta historia llegará a encontrar el
regalo más grande de la giganta, reservado tan solo a los que son como él.
En el fluir de palabras e imágenes de
este libro, se respira un llamado potente hacia el mundo interior de cada ser
vivo, ese mundo que hace que, más allá de las dificultades y de la
supervivencia inmediata, vivir sea algo tan maravilloso.
(Texto leído en ocasión de la presentación de El regalo de la giganta
viernes 24 de octubre en el espacio eraanT en Granada)